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Rastros y huellas de la historia jesuítica

Rastros y huellas de la historia jesuítica 18.03.2013 | La misión evangelizadora de la compañía de jesús dejó vestigios desde misiones hasta la patagonia. sus imprentas dieron los primeros libros al país.

La misión evangelizadora de la compañía de jesús dejó vestigios desde misiones hasta la patagonia. sus imprentas dieron los primeros libros al país. Aunque los más notorios vestigios de la misión evangelizadora desarrollada por la Compañía de Jesús en el Virreinato del Río de la Plata se conservan en la provincia de Misiones, su labor se extendió desde el norte del país hasta la Patagonia, pasando por Córdoba, Cuyo y Buenos Aires. Es más: los primeros misioneros llegados desde Perú en 1585 se establecieron en Tucumán. Recién en 1609 fueron fundadas las Reducciones en el territorio poblado por los guaraníes, que abarca parte de las actuales provincias de Misiones y Corrientes y se extiende a Brasil, Paraguay y Uruguay. Un tentativo mapa de las huellas jesuíticas posibles de recorrer en el Noreste de la Argentina vincula las misiones de San Ignacio Miní, Santa Ana, Nuestra Señora de Loreto y Santa María La Mayor con las localidades correntinas de Yapeyú, La Cruz, Santo Tomé y San Carlos.
 
Los restos de la misión de San Ignacio son los mejor conservados en la región. Una visita al Centro de Interpretación permite conocer cómo era la vida social, religiosa y cultural de los sacerdotes y los nativos, además de observar réplicas de sus herramientas y canoas. El recorrido por lo que queda de la Reducción se realiza a pie. Durante alrededor de una hora, los visitantes pueden apreciar la plaza central, parte de la Casa de los Padres, el cementerio, las viviendas y el cabildo. En Loreto, los jesuitas introdujeron la primera imprenta tipográfica, con la cual fueron publicados al menos 22 libros –considerados “incunables guaraníticos”– entre 1695 y 1727. Esa imprenta se exhibe desde 1942 en el Museo del Cabildo porteño. Precisamente en Buenos Aires los jesuitas establecieron su residencia, iglesia y colegio a partir de 1608, mientras la incipiente aldea era amenazada por corsarios y piratas ingleses, franceses, portugueses y holandeses.
 
Buena parte de ese hito fundacional es recreado hoy a través de las visitas guiadas que se realizan en la Manzana de las Luces –limitada por las calles Bolívar, Moreno, Perú y Alsina–. Se aprecian la iglesia y el colegio de San Ignacio, la Procuraduría de las Misiones y túneles. En la provincia de Córdoba, el legado de la orden reluce en la Manzana Jesuítica de la capital. Allí, el diseño del techo de la iglesia de la Compañía de Jesús remite a la quilla invertida de un barco, una proeza arquitectónica de 1660. A su vez, el Colegio de Monserrat conserva partes de una imprenta del siglo XVIII, a pasos del Rectorado de la Universidad de Córdoba, que atesora libros “incunables” de los jesuitas. A 35 km hacia el sudeste de la ciudad, se levanta el monumental casco de la Estancia de Alta Gracia, construido por los jesuitas en el siglo XVII, En esta ciudad también crearon el Tajamar, un embalse sostenido por un murallón de piedra para llevar agua a las chacras y dos molinos harineros.

El circuito jesuítico cordobés se alarga en el Camino de las Estancias Jesuíticas, que incluye Santa Catalina (casi intacta desde 1622), Jesús María, La Candelaria y Casa de Caroya. Retazos de esta invalorable herenciade los tiemposde la Colonia pueden rastrearse incluso en Tucumán. La capilla y el convento de Lules –donde se organizan visitas guiadas– acreditan cuatro siglos de historia.Enesta zona, además, realizaronlosprimeros cultivosde caña de azúcar.

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