Política

Antes de renunciar, Fábrega emitió para el gobierno más de 11.000 millones de pesos

Antes de renunciar, Fábrega emitió para el gobierno más de 11.000 millones de pesos 13.10.2014 | El cambio del presidente del Banco Central no se originó en una indisciplina con Economía. En los primeros tres días de octubre la expansión de dinero para financiar el gasto público creció exponencialmente

 

El Informe Monetario Semanal de la autoridad máxima en la materia dio cuenta de que, antes de renunciar Juan Carlos Fábrega a la conducción de un organismo que hace tiempo que dejó de preocuparse por proteger el valor del peso, posibilitó una creación de dinero primario por parte del sector público que no sólo representó la mitad del total, sino que los 11.633 millones de pesos que le facilitó en los tres primeros días de octubre superaron con creces a los ínfimos 36 millones de pesos que le había entregado en igual tramo del año anterior.

 

No se trata, claramente, de una cifra menor, ya que semejante desborde monetario, que luego se manifiesta con rezago en "adelantos transitorios del Banco Central al gobierno nacional", es el principal responsable de la aceleración del ritmo de inflación, y con ello del deterioro de los indicadores de consumo y aumento de la situación de pobreza e indigencia en la Argentina.

 

Justamente esa cuenta del activo del balance de la entidad que ahora pasó a conducir Alejandro Vanoli pasó de representar el 76,4% de la posición de reservas en divisas, al cambio oficial, a comienzos de octubre de 2013 a más de 95% en la actualidad, luego de que se expandiera 2,8% en el último mes y 45,7% en los pasados doce meses.

No es una casualidad sino una causalidad que esas variaciones estén alineadas con las estimaciones privadas de inflación e incluso con las que mide el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires para su distrito para esos períodos.

 

Aumenta el dólar de convertibilidad

Pero además, semejante creación de dinero de base, sustentada en la indisciplina fiscal que representa la magnitud del crecimiento del gasto público por sobre la capacidad de financiamiento de los agentes económicos con el pago de sus impuestos, es el responsable de las tensiones cambiarias, las cuales sólo pudieron contenerse por un par días, ya que sobre el cierre de la primera semana de Vanoli al frente del Banco Central el dólar libre volvió a subir, a tono con la caída de las reservas.

 

La ecuación es simple, si se expande la cantidad de dinero por sobre las voluntades de mantenerlo por parte de las empresas y familias y se evaporan las reservas, porque se trabaja más en comprimir los factores que las reducen que en incentivar a los sectores que la generan, la relación de convertibilidad se eleva camino al cielo.

Así, mientras que al cierre de la semana financiera concluida el 26 de septiembre último la relación entre la base monetaria y las reservas era de 13,86 pesos, la cual hacía pensar que el dólar libre por arriba de 15 pesos era caro, siete días después esa proporción se elevó a 14,61 pesos, y puso de manifiesto que los 14,30 que por un instante el Banco Central, instruido por Economía, hizo caer con el pedido de una tregua a empresarios y banqueros, había quedado muy barato. Por eso rebotó al filo de los 15 pesos otra vez.

 

Tres meses difíciles y algo más

La continuidad de este proceso es incierto, aunque a priori, pareciera claro que la política de haber anticipado las liquidaciones de divisas por parte de los sectores exportadores quitó margen para repetir ese movimiento y menos aún con un tipo de cambio oficial que tiene más para subir que para quedarse estacionado.

 

Además, se acumulan atrasos con los importadores, porque los acuerdos de ventas parciales entre Economía e Industria con las terminales automotrices, autopartistas y también industriales de la electrónica y electrodomésticos radicados en Tierra del Fuego, determinan la entrega mensual de dólares para pagar importaciones inferiores a las reales necesidades, aún en un escenario fuertemente contractivo. De ahí que esos sectores acrecientan mes a mes más deudas con sus proveedores y casas matrices del resto del mundo.

 

Mientras que del lado de la emisión de pesos, la última autorización de aumento de partidas para el presupuesto corriente por parte del jefe de Gabinete asegura la continuidad del sector público como principal fuente de creación de dinero, porque el incremento de la recaudación tributaria se mantiene varios puntos por debajo de la expansión del gasto. De ahí que con más pesos y menos dólares, el resultado inevitable es mayor tensión cambiaria, como se vio al cierre de la última semana.

En el gobierno, como en algunas empresas y bancos, se asegura que el cuadro va a cambiar a partir de enero 2015, cuando amparado en el fin de la vigencia de la tan temida cláusula RUFO, que hasta entonces impide un tratamiento mejor que el dado a los bonistas reestructurados, la Argentina podrá volver al mercado internacional de deuda, y con ello obtener los dólares que les falta para revertir las tensiones cambiarias.

 

Sin embargo, pareciera que en ese análisis se desestima el hecho que el 2015 es un año electoral y como tal cabe esperar una expansión adicional del gasto público que podrá financiarse con endeudamiento, pero que no evitará profundizar el déficit fiscal y con ello mantener las expectativas negativas en términos de inflación y tipo de cambio.

Ranking